Después de unos cuantos meses sin siquiera entrar por aquí, me he dispuesto a sentarme en mi rincón de paz, tras el fondo de una noche de lluvía y tormenta; me encantan este tipo de noches, cuando todo el mundo duerme, y yo, cómo de costumbre, soy incapaz de conciliar el sueño tratanto de pasar las horas de la mejor manera posible, especialmente leyendo y pensando, pensando y leyendo.
Llevo un par de días, que parece que las cosas pasan porqué sí, estoy deseando que el reloj se detenga, o que al menos, mi reloj se detenga, que el instante se pase y el siguiente nunca llegue, desearía no mirar a los ojos a nadie, para no reflejarme en su miedo, porque desde hace bastante tiempo, es lo único que veo a través de las palabras de mi circulo más cerrado, incluso de las conversaciones y los pensamientos, esos que parezco envolver en mi puzzle y meterme en el interior del miedo, porque si el tiempo continua su curso, es muy posible que no vuelta más allá que en mi propia imaginación.
Podría sin más plantarme delante, y dejar de lado la inmadurez, esa que en ocasiones hace perder lo más valioso que tiene la vida, pero en una rafaga de segundo, la propia vida te quita de la punta de los dedos el sabor que corrompen los buenos momentos, especialmente, para alguién cómo yo, que vive de buenos momentos, porque la felicidad, está llena de tan pequeños buenos momentos que parecen durar una eternidad, pero solamente es eso, un momento, buenos momentos.
Me pararía delante de algunas de las personas a las que quiero, a las que rara vez les puedo decir que las quiero, pero no por vergüenza, porque siquiera sé porqué soy incapaz de mostrar un simple sentimiento, me meto en una esfera propia en la que todo lo que tengo lo envuelvo en por y para mí, porque es la mejor de las maneras, que me han inculcado desde que nací, y así, es como he continuado, por fortuna, cambié tantos aspectos, que me doy cuenta, que nada tengo que ver, con lo que al menos queda de las enseñanzas de mis mayores.
Soy capaz de explicarme a mí misma, que una vez más, me encuentro con un vacio inmenso y angustia que aún despierta me muestra la incertidumbre de tratar simplemente de vivir, porque una ilusión dura tan poco tiempo, y sin embargo, la desesperación nunca tenga un final, especialmente, si lo inexpicable, posiblemente no tenga explicación y de tenerla, yo no sé darla, o por lo menos, prefiero no darla, pues, tal vez, ver el miedo reflejado me hace dar un paso atrás y dejar que pase sin más el tiempo, porque acaba cansando, escuchar lo mismo, cuando me bastan los silencios, soy una persona que ama el silencio.
Está tarde, por ejemplo, hubo alguién que se armó de valor, para y soltarme cuanto pensaba, ya es la tercera persona de mi circulo, que ha decidido hacerlo, y dentro de sus intenciones, esas que sobran en todas sus vertientes, y es cuando, me doy cuenta que simplemente soy un cúmulo de todo lo que he sido, y de lo que ya no soy, tal vez, olvidarme de lo que recuerdo, y añorar lo que olvidé, y de una vez por todas, ver y escuchar lo que quieren oír, hacer lo que quieren que haga, decir lo que quieran que diga, esa libertad que te quitan sin apenas darte cuenta, y cuando quieres parar, es imposible porque, cortarás las alas, a quien puede volar.
Soy simplemente, alguién a quien le dicen pasa y cierra la puerta, está, es tu casa, acomódate y quédate aquí, este es tu espacio, la huella que has traido contigo son el aire y tu aliento, los sueños y los pensamientos, dejalos encerrados en una bolsa de usar y tirar, conserva el atardecer que no empieza y que tampoco se acaba porque está historia con nombre propio, solamente tuvo un punto de partida y el resto, simplemente es cuestión de tiempo, porque el tiempo, también se acaba.
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