Atascándome

Ayer, por fin pude volver a mi casa, parecía que por qué sé yo cuantas veces descubría la pura luz del dia, que tantísimas veces escondo mis ojos tras unas gafas de sol, por las molestías que ocasiona en mi visión los rallos del sol, sin embargo, no esperaba que fuesen a recogerme, más que nada, por la posición que he cogido, sin apenas haberme dado cuenta, o quizá, habiendome dado cuenta, pero sin el resultado que ha dado, así que ver a mi sobrino, supuso como una rafaga de fuerza, quizá, aunque ya son 16 años los que tiene, es la única persona, que consiguió que por unos breves momentos, me olvidase de todo, de echo, es un auténtico experto en conseguir que piense que todavia hay algo más por hacer, el problema, está en que si supiera toda la verdad, quizá, sería incapaz en perdonar que lo haya apartado tanto de ciertos aspectos y decisiones que he tomado a lo largo de este último año, pero bueno, seguramente sepa, entenderme...

¿Existe el silencio?

Hasta hace apenas unos días, siempre existió la posibilidad del éxito, del que las personas cómo yo, esas que me rodean cada semana en los diferentes pasillos del miedo, tienen lo mismo que yo, o quizá, no... sin embargo, en la sala, del tercer sótano, me he colocado con una sola evidencia, SOMOS MUCHOS, CON DIFERENTES EDADES, CONDICIONES Y CIRCUNSTANCIAS MUY DISTINTAS, pero llego a la conclusión de que SOMOS MUCHOS, DEMASIADOS.

Cogiendo impulso

Muy poco tiempo, demasiado poco, es insuficiente para deleitarme con todo lo que quiero, dispuesta a todo e incluso a nada.

Ayer, tuve una charla con una de mis amigas, cómo me comentó en uno de sus mensajes, "no soy demasiado fuerte" y tanto que no... te reflejaba el miedo, que yo misma, podría describir, teniendo en cuenta que sé de que va el miedo, "...profundo, que ahoga y aprieta, susurra y escandaliza, entrelaza entre el frío y el fuego intenso, a quema ropa con el pensamiento...".