Puede

Parece común, de palabra barata, asimétrica como una mirada que engancha, porque emborracharse de vida, es tener el punto de partida de que la existencia no es más que un chupito de cruda realidad reflejada en una mezcla semi-uniforme, obligada a describir la única razón del ¿por qué no vale la pena?.

Normalmente, todo empieza como acaba, pues el destino no es nada más que el reflejo de nuestra propia voluntad, el principio y el final de un día menos, porque simplemente con chascar dos dedos, podría parecer ser suficiente, chascar un pensamiento que evite describir cualquier lamento, camuflando entre los silencios más puros, la sensación de que mi propia historia es mi falacia consentida, valer por lo que se ofrece, es el desinterés de lo que dejó de existir, donde la vida no es nada más que toda una sucesión de desgracias con un puñado de grietas de vivencias descontroladas.