Se detiene el instante cuando se piensa, caen los miedos alborotando refugios, que solamente, al caminar, se esparcen los recuerdos con olor a humedades lejanas.
La brisa que me acompañó está mañana acariciaba la felicidad del ayer y las nostalgias que intentaron reencontrarse.
Y aquí estoy, subida en el avión, camino a mi casa, contemplando el más absoluto silencio de tantas palabras que se acumulan en inquietudes para sencillamente, seguir.
Tanto pasado desempolvado me hace preguntarme…
¿En qué árbol, me sentaré mañana?
¿Cual será la mirada en la que me reflejaré?
Son tantas las preguntas que limitan mis pensamientos que solamente proponen sanar conllevando a escondidas los momentos que no se olvidan, en forma de siluetas ordenadas en pasados de tan buen y malpensar; acomodando el aprendizaje de una situación organizada para ser un instante que pasará.
Y es curioso, todo se acomoda en un silencio, siendo fruto de la llamada gratitud para hacer de la crueldad de mi llegando en pensar en hacer uno de esos comentarios ingeniosos para dejar de llamar la atención, o darle un rodeo impresionante para conocer mi propia reacción, o simplemente cometer algún tipo de excentricidad, pero ante todo, pasar desapercibida, algo que no consigo desde hace unos meses atrás, intentando hablar de la importancia de un encuentro en cualquier escena cinematográfica, en el que los personajes están en una especie de eterno proceso de creación, lo más mínimo que le puede ocurrir en su vida ordinaria, aunque sea simplemente, pasar momentáneamente por una leve y breve escena suponiendo que es una nueva trama para una película, serie, o una frase a incluir para dar a así, un giro o un nuevo personaje.
Así, es cómo yo me siento desde hace unos meses, un personaje, y es curioso, porque escribo la vida de muchos personas, que dentro de mi más descerebrada cabeza, no encuentra nada más significativo, que darle forma, a una serie de personajes que acompañan un proyecto que tengo en común con mi socia, la que por A o por B, tiene otro tipo de personaje en su propio día a día, intentando de alguna ser el personaje que realmente quiere ser, es como las formulas en química, que no saben realmente, cómo terminarán, porque rara vez, acaban siendo exactas, pero, no hay mayor exactitud, que la que nos encontramos en el momento de tomar decisiones, y esas son las que realmente, marcan nuestro camino, pudiéndonos demostrar, que dice estar equivocados, pero… ¿qué es sino una equivocación de quienes por alguna razón intentan que hagas lo que ven bien?, eso, también es una equivocación, y principalmente, es un error, del que dudo que puedan aprender algo, ya que no hay más lejanía, de quienes miran por encima del hombro, intentando demostrar, que te equivocas, ¿no es posible que sean otros los equivocados?
No hay comentarios:
Publicar un comentario