Silencio: Alguna vez me he preguntado si hay algo más ensordecedor que el silencio, pero, hasta hoy mismo, no me había dado demasiada cuenta de ello, hoy, tuve esa sensación, buscaba mi silencio, suave, que me relaja y me envuelve de placidez.
Pero hoy, no he tenido ese silencio de placer, se sencillez, sino ese silencio, que sin dar gritos, parece que lo haga, es un sonido de aire vacio, que no es portador de palabras, es un burlesco silencio que hace callar las palabras cuando quisieramos oirlas.
Conforme fue pasando el día, se fue haciendo más fuerte, más molesto, más descontrolado, asfixiando mis palabras, bloqueando en mi boca todo lo que quiero decir.
Súltilmente cruel no poder decir ni escuchar nada, como si el silencio, hubiera marcado el momento, hubiera sido mi dueño, sin dejarme salir de la madeja en la que me habia metido.
Ausencia: La ausencia, refleja las personas que ya no están, que se han ído, que dejaron de existir, son el solemne acto de la espera existencia impuesta por voluntad.
Es como un dolor punzante, que consume el alma, que quema las horas y transcurren en sentimientos.
Esa ausencia es la tortura de mi silencio...
La ausencia ha colmado mi alma, y ya no me llega nada, es un vacio interior que envuelve mi cuerpo y se apodera de mi como si fuera mi amante.
Soledad: No es una soledad tranquila, tampoco lo es pausada, tampoco lo es flexible y tampoco lo es ausente, sola, desafiante, descontrolada... ha cogido una silla, y se ha sentado frente a mí, se rie, y todo vuelve a ser lo mismo...
Silencio, Ausencia y soledad... no sé distinguir ninguna de las tres, les diré que se vayan....
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