Hace unos días en que me volví de Madrid, después de estar una semana, de vuelta a la rutina, volver a todo lo que aquí suelo tener... eran las 6:45h. de la mañana, y ya estaba despierta, un sonido vago me despertó, me levanté, me asomé por la ventana y aun siendo de noche, el despertar de estar en una ciudad que no es la habitual, o por lo menos, en la que resido habitualmente, es como regalarme a mí misma, un amanecer diferente, pero lo bueno, acaba pronto.
Madrid, para mí, es la ciudad de las mil caras, la ciudad que nunca duerme, algo que también me pasa con Barcelona, podria decir, que de todo lo que esconde España, podría decir, que estás son las ciudades que más han albergado mis momentos, así como también las noches más preciadas y las nunca, olvidadas.
Todavía era de noche, había un ruído espantoso por el tráfico que ya guardaban las carreteras, y aunque la zona, no es que sea muy transitada, si lo es en horas puntas y las horas en las que la gente empieza a coger los coches para marchar a trabajar, o salir de fin de semana, teniendo en cuenta, que era sabado, además, un día de los que coger y largarse a algún lugar diferente, a lo que se acostumbra, el nuestro, fue Toledo, otra gran ciudad, de esas que cuando vas, tienes que volver de nuevo, te engancha, te da lo que algunas con ruido e intranquilidad, no te dan, acompañamos a Jesús a Toledo, algo que no estaba marcado, pero eso, da igual, la cuestión era ir a algún sitio y salir de la rutina, por lo menos, quienes están habitualmente en Madrid, para mí, es irme a Madrid unos días y salir, de mi rutina, que ganas, no me faltaban.
Desde que decidí que tenía que volver a Madrid, y ya definitivamente, era como decirme a mí misma, a renunciar a todo lo que tengo en Castellón, mi ciudad natal, y en la que tampoco, he parado demasiado, sino, cuando no he tenido más remedio, que quedarme albergando un mejor momento, para volver de nuevo, a los origenes que desde los 18 años, he tenido en mi día a día, de un lugar a otro, sin importarme demasiado, donde iba a dormír, al día siguiente, debería de estar como una puñetera cabra, o al menos, es lo que mi madre, siempre me decía, que no sabía que estaba haciendo con mi vida, yo, estallaba de dudas y miedos, renunciando prácticamente a todo.
Mi viaje a Madrid, fue, ni más ni menos, que casí obligado, por un mal momento de una persona importante en mi vida, las malas noticias vinieron solas, y me fuí a Madrid, de paso, aproveché para estar alejada de lo que me rodea en Castellón, para volver de nuevo, con las pilas cargadas, cuando iba a Madrid de nuevo, cierto es que iba súper nerviosa, mi búsqueda por la ciudad, la llovizna del temor !Qué terrible sensación!, tomarme un café y camino a casa, no dije absolutamente nada a nadie, porque era realmente, una sorpresa, por decirlo de alguna manera, sorprender, a quién de alguna manera, también me esperaba... ya que me iba, tenia que aprovechar... y se me pasó, la mar de rápido...
Era la primera vez, que iba en tren a Madrid, desde hace unos meses, descubrí, que el tren, llegaba a Madrid, que cosas, aunque ya lo sabía, pero, nunca me había ido hasta Madrid en tren... No sabía, que me iba a esperar al llegar a Madrid, después de los temores de un principio, el caminó, me regaló maravillosas experiencias, como flashes que te da conforme va pasando el trayecto, dejé refleciones, recuerdos dolorosos en aquel tren.
Mi llegada a Madrid, no iba a ser menos, caminé, caminé y caminé, y mucosas cosas en mi vida se movieron, ese trayeto, hasta que llegué a mi destino, aprendí lo fácil que es vivir con lo esencial, pues, me tope con gente que con las miradas perdidas, no tienen practicamente nada, y últimamente, parece que mi sensibilidad está a flor de piel, disfruto cualquier tontería, incluso, la ilusa satisfacción de beber un vaso de agua, hace un tiempo, me pasó lo mismo, darle tremenda importancia a un triste vaso de agua, y es tan simple y sencillo, como volver hacía atrás, toparme de lleno con mi pasado, ya no es suficiente, solamente con avanzar, disfrutar de lo sencillo mientras sustituyo lo indispensable.
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