Despedida, en sí ya esboza tristeza sobre el aire; todos, al término, como palabra, tendremos que irnos, la palabra sale de la lista, en el momento en el que nosotros, saldremos de aquí, hacia.... no sé dónde... ¿quién lo sabe?, todos nos iremos, lo cual, no conlleva que todos tengamos una despedida, siendo un momento de intimidad en el que están los que queremos que esten, esos a los que quieres ver antes de irte, aunque, tampoco depende de una misma.
Cuando era peuqeña, jugaba con mis amigas, o con mi propio pensanmiento a imaginar que haría si supiese que se terminaba la vida, y cuanto menos te sorprende descubrir todo lo que harías con aquellos que realmente te importan y te rodean, a pesar de que hay días en los que parecen haberse estancado como relojes, cómo si en un solo día, no hubiera nada que hacer, sobre todo si se supiera que es el último día, no sé que es mejor, saberlo, o por el contrario, no saberlo... por lo cual, saber algo así, supongo que sería cuestión de repartir el día, sin que hubiera una sola despedida... viene a ser igual, con algunos lugares, de los que jamás se pueden olvidar, que te marcan y de ellos, idealizas ese tipo de momentos tan especiales, que son imborrables...
Hace unos meses, estuve en una casa de esas rurales que más recuerdos me trajeron, no fue la primera vez que he estado, pero la casa, la habían restaurado, aunque, para mí, aquellos recuerdos, estaban intactos. Podría decir, que todavia recuerdo el olor de aquellos dias, buscando en un pequeño baúl lleno de apuntes, fotografías y momentos inolvidables, pudiendo incluso recordar el ruido de la manilla de la puerta... la mesa de madera, la máquina de coser antigüa que había como mero adorno, que se llenaba de recuerdos... esto mismo, es lo que me recuerda, la casa de mi madre, cada vez que voy a verla, me llena de recuerdos... una mesa de mármol blanco, los cajones de mi habitación en su momento, llena de todo, recuerdos y más recuerdos, que abrirlo, todavia se pueden encontrar textos, cartas que nunca tuvieron destinatario, ¿cómo se puede haber una despedida de ese cajón?
Con cada una de mis casas, se ha continuado reinventándose, y sin embargo, me encuentro en cada esquina de sus baldosas...
Y es que a veces, la despedida surge así, de repente, sin ser conscientes de que está sucediendo en el último día en aquel lugar, el último momento de cada persona... cómo cuando termina cualquier estación del año, quizá pensando que mañana volveremos pero por unas cosas u otras, se fue sin darnos cuenta.
Y es entonces, cuando nos quedamos sin una despedida, permaneciendo entre vacios y obnuvilados, barajando las posibilidades del que haríamos si volviesen a rodar las escenas... tal y cómo decia Napoleón "EN LA GUERRA, CÓMO EN EL AMOR, PARA ACABAR, ES NECESARIO VERSE DE CERCA", porque a pesar de lo feas que son las despedida,s el peor final, es cuando nunca hubo despedida, así pues, recuerda que siempre es interesante, llenarde de buenos momentos, son estos, los que hacen, que todo lo malo, pase por alto, dejando una de las mejores sonrisas, que son esos, BUENOS MOMENTOS.
No hay comentarios:
Publicar un comentario