Son las dos de la madrugada, y un día más, vuelvo a no poder dormir, me invaden tantas cosas juntas, que soy incapaz de estar en la cama sin dar vueltas... quizá, ponerme a escribir me relaja, o al menos, siempre es algo que me relaja, viene a ser casí que lo mismo que leer, me meto de lleno en los libros que leo, y me veo dentro de algunas de esas historias, de las que en algunas ocasiones, consiguen que pueda incluso ser parte de alguno de esos personajes....
Hoy, me invade la tristeza, es una de esas palabras que siempre pensé utilizarla en un post alejado de la tristeza, ajena a mí misma y a todo lo que me rodea, pues si pudiera encerrarla en una caja y enterrarla a miles de kilómetros bajo el mar.
Para mí, la tristeza, no es en sí lo que indica, suena paradójico y a la vez, también suena genial; pero hay días en los que no podemos entrerrarla ni alejarla aunque solamente sea un momento, de hecho en mi blog, hay cantidad de post que suenan a la más profunda tristeza pero, que no lleva cómo etiqueta la propia palabra que lo describe, puede que sea huir de ese sentimiento desgarrador que nos atrapa por sorpresa y nos agarra la mano sin planes de irse, siempre llega sin prisa, sin pausa y desesperada en coger a alguién de la mano y llevárselo consigo.
Con ella, también llega la melancolía, que nos desborda con su pesadumbre terriblemente pesada, mastizandose con el dolor y rabia insoportable ante la evidencia y nos hace llorar por dentro y por fuera, llenando todo con un vacio inmenso, es un sentimiento más que pesado, que me acompaña desde hace más de un año, aquel 28 de septiembre de 2009, no lo olvidaré en mi vida, son situaciones, que jamás se olvidan, te marcan de por vida, hasta incluso, en el último suspiro, por eso, por muchos años que pasen es imposible que esa fecha, pase por alto, con ella, le acompañan otras más, 2 de octubre de 2009, esa, también se me ha quedado grabada de por vida, todavía recuerdo que aquel 28 de septiembre, era lunes, concretamente a las nueve de la noche, sonó mi teléfono, para darme la desgarradora noticia, durante días, guardé con silencio lo que estaba pasando.
Yo, tenía unos planes, y con ese día, todo se fue, se esfumó, y con ese día, se fue gran parte de todo lo que era en aquel entonces, puesto que mi vida, ha cambiado tanto, miro minusculamente todo lo que me rodea, todo lo que hago tiene que pasar un exhaustivo estudio personal, con el que dar por bueno, que puede seguir adelante, algo tan pequeño y grande a la vez, sopló las nueves claras para convertirlas, en todo lo contrario, es cómo si de golpe, se parase el tiempo, y todo lo que pretendes, que de aquella noche, las estrellas más pequeñas fueron las que más brillaban, jamás pasé tanto tiempo sentada en la terraza, sencillamente desgarrando el momento que me acompañaba, la rabia e impotencia que sentía, superaban todos los buenos momentos, que por aquel entonces, me rondaban, aquel día, marcaba el principio de algo malo que no ha dejado de acompañarme todavía a día de hoy, y que sin duda, hasta el próximo 27 de octubre de este año, no dejará de acompañarme.
Yo, tenía unos planes, y con ese día, todo se fue, se esfumó, y con ese día, se fue gran parte de todo lo que era en aquel entonces, puesto que mi vida, ha cambiado tanto, miro minusculamente todo lo que me rodea, todo lo que hago tiene que pasar un exhaustivo estudio personal, con el que dar por bueno, que puede seguir adelante, algo tan pequeño y grande a la vez, sopló las nueves claras para convertirlas, en todo lo contrario, es cómo si de golpe, se parase el tiempo, y todo lo que pretendes, que de aquella noche, las estrellas más pequeñas fueron las que más brillaban, jamás pasé tanto tiempo sentada en la terraza, sencillamente desgarrando el momento que me acompañaba, la rabia e impotencia que sentía, superaban todos los buenos momentos, que por aquel entonces, me rondaban, aquel día, marcaba el principio de algo malo que no ha dejado de acompañarme todavía a día de hoy, y que sin duda, hasta el próximo 27 de octubre de este año, no dejará de acompañarme.
Hoy, ahora mismo, llegan a mi mente unas personas que están creyendo justo todo lo contrario, fueron quienes arrebataron todo de golpe, quienes con un minusculo motivo, trajeron el fin de todo lo que estaba vivivendo, para pasar a formar parte de una lucha increible, por la que de nuevo, volvieron a dar donde más duele, lo peor de todo, es que hay días en que, sin saberlo, va a ser el último día, como si el destino nos tuviera preparada una historia trazada a su antojo, y nos deja con los bolsillos hacia fuera, y la pregunta en las retinas "¿por qué a mí?", eso mismo, me pregunto yo... una y otra vez, sin cesar, sin descansar, sin dejar una vez más que mi obsesión no vuelva a enredarme. Como si fuese una señora vestida de negro que llega por sorpresa, para dejarme vacia, y meterme en un pozo donde el silencio chirría en soledad; sin embargo, cuando te elige, nunca puedes evitarla; lo peor, no es cuando llega, sino cuando se va, y pretende llevarse bajo el brazo todo lo que quieres, o parte de las personas a las que quieres, espero, que no te lleve con ella y de nuevo, podamos volver a empezar, en Madrid, tenemos mucho por hacer, mucho por vivir, esto no tiene porque acabar con los planes que tenemos, aunque te aseguro, que esto, no va a quedar aquí, voy a tener calma, una calma infinita, como la que tengo desde que todo esto empezó, pero por favor, no marches.
Cuando queda el "fin" y el "siempre" juntos... esas dos palabras unidas, consiguen darme miedo. Lo que ha sucedido, no sale de mi cabeza en un solo momento, intento ponerme en distintas perspectivas...
- Lo veo desde tu parte, y como que me dijiste, querria exactamente lo mismo, pero... lo siento, no puede ser así, sino "¿qué hago ahora?", LUCHAR, una vez más, puede que esa pregunta, encierre todas las que pudieran haber.
- Lo miro desde la perspectiva de un niño de diez años, y me sentiría perdida en un océano en medio de la noche más larga de mi vida.
.- Puedo también mirarlo desde la perspectiva de una adolescente de dieciséis años y también, querría morirme ahora mismo.
- Podría sentarme tal y cómo estoy ahora, como una madre de sesenta años intentando tragar todo el dolor con el que se pueden ver perder a sus propios hijos, custodiando lo más preciado, y de nuevo, moriría de pena como una vela que se apaga como una bocanada de aire frío.
- También puedo ponerme entre mi misma, y la ídea que me sostenta, no es otra que morir y terminar, pero muerte ya hubo una y no podemos dejarla ganar, está vez, sale mi optimismo por ninguna parte pensando en los días que quedan, en las noches largas de recuperación, en las tardes de soledad, porque nos ponen unas horas, porque los sábados, tenemos cerca a 40 minutos, y estos, me han obligado a repartirlos en los días que vas a tener que estar así, suena paradojico, más cuando, en esto, hay unos culpables, pero como dicen, eres parte de esa caroña que además, como le comenté hoy a una amiga, sois los que les dáis de comer, y es en ese momento, donde nos encontramos con la ausencia cara a cara, en todo lo que he echo hoy, y en todo el tiempo que he estado sola; creo que llevaba muchisimo tiempo, que no he llorado así, de esa manera, con ese vacio inmenso que me envuelve, y lo sé bien, y lo he palpado bien, todavía ahora, sigo teniendo la misma sensación de tristeza y desesperación.
A pesar de lo negra que es la noche, seguro que llegará un día en el que amanezca temprano para gritar hasta romper el cielo y poder empezar una nueva época, con la que llegara para llevarse toda está pesadilla que un día, se hizo realidad.
Hoy, no encuentro nada con lo que ponerle cara al dolor ni a la tristeza espesa que se posa en el aire que respiro.
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